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El sistema de autopromoción asistida consiste en que el cliente puede hacer su casa a medida con la ayuda de una gestora. De esta manera, se contrata de forma externa a esta figura que se ocupará del trabajo pesado que conlleva la planificación, el papeleo y el tema legal de la obra. Tiene poder de actuación para llevar a cabo las tareas ya que el usuario se lo ha cedido.
Lo bueno de la autopromoción es el ahorro del precio del proyecto y la no dependencia de un constructor o promotor externo como en la construcción tradicional.
Se mantiene el poder de decisión y voto.
Aunque se cedan los poderes, se puede mantener la voz y voto en la ejecución técnica de las obras.
Se evitan las complicaciones de lidiar con las entidades municipales para conseguir permisos y licencias.
Una casa es un proceso bonito, pero agotador. Contar con un agente externo que realiza la parte más pesada libera de tiempo y recursos.
Vivienda personalizada y al gusto.
Lo más bonito de ser autopromotor es que el cliente toma decisiones sobre los materiales, la colocación de los elementos y su distribución, así como la definición de los acabados y la parte estética de la obra.
Menor coste que una obra nueva. Se estima un ahorro de hasta el 30% de una obra nueva. Evidentemente, es una cantidad que varía según el volumen de la obra, la superficie de la misma, la complicación del terreno…
En caso de contratiempo no hay problemas de reclamación ya que todo está estipulado en el contrato y estatutos de la comunidad de bienes.