El gas radón en las casas

EL GAS RADÓN EN LAS CASAS

El radón es un gas incoloro, inodoro e insípido que tiende a concentrarse en el interior de las viviendas de forma natural. Este gas suele proceder de suelos, rocas, aguas y materiales de construcción cuando el uranio que contienen comienza a desintegrarse de forma natural. Una vez se desintegra, pasa al aire donde comienza a ser radiactivo y perjudicial para la salud. 

El gas radón es un peligro para las personas cuando se acumulan grandes cantidades en el interior de una vivienda y, los convivientes, comienzan a inhalar sus partículas de tal forma que estas se depositan en las células que recubren las vías respiratorias. Es de tal importancia el asunto, que la OMS ha señalado este gas como la segunda causa más relevante del cáncer de pulmón.

Según los expertos, en España, podríamos hablar de 250.00 edificios que cuentan con este problema. Por este motivo, el Código Técnico de la Edificación en España ha fijado una serie de documentos técnicos de detección, diagnóstico y protección de edificios ante el gas radón. 

La concentración de radón en un edificio varía dependiendo de varios elementos: según la cantidad de uranio que contengan los materiales de construcción, el estado de las vías que permiten la filtración del radón, la tasa del intercambio del aire entre el interior y el exterior y los hábitos de ventilación de sus habitantes. También es relevante el estado del terreno, ya que los suelos más porosos como los arenosos, los graníticos y gravas favorecen la expulsión de este gas. Y finalmente la climatología también es otro factor importante. 

La tasa de radón está regulada por el Documento Básico DB de Salubridad. En la sección HS6 del documento se aconseja no superar la concentración de radón de 300 Bq/m3. En cambio, la OMS aconseja tener como nivel máximo de referencia 100 Bq/m3. Para poder precisar la concentración se utilizan detectores de este gas que hacen una estimación promedio, pero antes de esto hay que tener en cuenta: la existencia de sótanos y plantas, los cerramientos, los sistemas de ventilación y el sellado de las instalaciones.

En caso de querer disminuir la concentración del gas podemos hacerlo de tres formas muy diversas: modificando el aislamiento del edificio, reduciendo el radón antes de que penetre en el edificio o reduciéndolo una vez se encuentra en el interior del edificio. Pero para evitar estas situaciones, antes de una obra nueva o de hacer algún tipo de modificación en un edificio, debemos tener en cuenta los aspectos antes mencionados.