Historia Torrelodones

Torrelodones historia

Torrelodones es un municipio que se encuentra al noroeste de la Comunidad de Madrid, situado a 29 kilómetros de la capital entre la sierra de Guadarrama y el área metropolitana y cuenta con una superficie de 21,95 km2. Limita al norte con Hoyo de Manzanares, al este con Madrid a través del Monte de El Pardo, al sur con Las Rozas de Madrid y al oeste con Galapagar. Dentro el municipio incluye otras siete localidades como Canto del Pico, El Gasco, La Berzosilla, La Estación, Los Bomberos, Los Peñascales y Los Robles.

El pueblo de Torrelodones goza de un patrimonio artístico y cultural muy interesante, forma parte de dos rutas turísticas de la Comunidad de Madrid, una de ellas es la Ruta Imperial, que sigue formando parte del camino histórico empleado en el siglo XVI por el rey Felipe II en sus desplazamientos desde la ciudad de Madrid hasta el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial;​ la otra es la Ruta por los Castillos, Fortalezas y Atalayas, a la que queda vinculada por la atalaya de Torrelodones, una torre-vigía de origen andalusí.

Torrelodones cuenta con 23.717 habitantes según los datos publicados por el INE en el año 2019, 356 habitantes más que los registrados en el año 2018. Actualmente la densidad de población en Torrelodones es de 1.080 habitantes por km2. 

Antiguamente el pueblo era distinguido como Torre de Lodones, expresión que fue originaria en Torrelodones. El nombre procede, por un lado de la torre musulmana que domina la parte más antigua de la localidad y por otro lado del árbol conocido como lodón (almez o lotonero), que abundaba en la zona. La atalaya formaba parte de un sistema defensivo durante el periodo andalusí, con la que la población musulmana intentaba frenar el avance de los reinos cristianos. 

Los indicios más antiguos que se han encontrado son las pinturas rupestres existentes en Canto de la Cueva, que parecen informar de cierta actividad humana durante la Prehistoria. Sin embargo, solo cabe destacar un asentamiento estable a partir del siglo VIII, con los bereberes. Esta hipótesis queda respaldada por el descubrimiento de unas sepulturas musulmanas cerca del actual emplazamiento de la Fuente de El Caño. 

A mediados del siglo IX el marco de la dominación musulmana de la Península Ibérica, la población andalusí reforzó diferentes enclaves de la Marca Media, un territorio fronterizo con los reinos cristianos, coincidente en gran parte con la actual Comunidad de Madrid. 

En el siglo XVI Torrelodones comenzó a cobrar protagonismo en el último tercio de este siglo, gracias a la construcción del Monasterio de El Escorial, hito que lo convirtió en un lugar de paso y parada usual de la Corte. Su ubicación en el Camino de Valladolid, que seguía Felipe II (1527-1598), promotor del monasterio, en sus desplazamientos desde Madrid hasta el Real Sitio, favoreció el desarrollo de una industria hostelera. El Real Aposento de Torrelodones fue diseñado por el arquitecto Juan de Herrera (1530-1597) y destruido en el siglo XX.

Durante el reinado de Felipe II, Torrelodones vivió un periodo de cierto auge constructivo. A esta época corresponden la Fuente de El Caño y distintas obras de acondicionamiento en el Camino de Valladolid, caso del Puente Nuevo, sobre el río Guadarrama.

La situación de Torrelodones a una larga distancia de Madrid hacía que los viajeros se vieran obligados a pasar la noche en la localidad. En el año 1630, Felipe IV (1605-1665) concedió a Torrelodones el Privilegio de las Cinco Leguas, por el cual se dotaba al pueblo de ciertos beneficios especiales para poder afrontar la llegada de viajeros, y, en 1728, Felipe V (1683-1746) le favoreció con el Privilegio de Villazgo. En este periodo, fue construido el monumento de las Tres Cruces. 

Durante la guerra civil (1936-1939) fue destruido y, en el año 2006, se inauguró una réplica, instalada en el Camino de Valladolid.

Desde el siglo XIX Torrelodones se ha destacado como un importante y exclusivo núcleo residencial, al que acudían políticos, jefes de Estado, artistas, periodistas, aristócratas o toreros. Así lo atestiguan las residencias y palacetes de principios del siglo XX que aún se conservan, algunos de ellos protegidos oficialmente. 

A partir de la década de 1970, Torrelodones hizo parte del boom inmobiliario que afectó a toda la sierra de Guadarrama, con construcciones masivas de bloques de pisos y chalets adosados. 

La renta per cápita de los habitantes de este pueblo es una de las más altas de la Comunidad de Madrid, y los servicios que más han proliferado en esta localidad son la Hostelería, con pequeños restaurantes y bares locales llenos de encanto y privacidad donde se pueden encontrar diversas atmósferas para todos los gustos, así como la construcción, algo fácil de observar al ir por sus calles. Se puede ver la gran variedad de viviendas que existen en la localidad, espaciosos pisos de no más de tres plantas (por la legislación relativa al medio ambiente) ubicados en el casco urbano del pueblo, a casas unifamiliares y exclusivos chalets de diseño.